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LLÁMAME COMO QUIERAS

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Al monumento a la Fe Descubridora” o “Monumento a Colón”, enclavado en la Punta del Sebo  (Huelva) Llámame como quieras, peregrino. Miss Whitney no me puso nombre ni apellido. Me clavó en la marisma insondable mirando eternamente ceñudo, azotado de sal y viento. Así que haz lo que quieras… Ponte parnasiano y riguroso, si es lo que quieres y llámame “coloso de granito”. o parodia al bigotudo y decadente Mallarmé y llámame “bloque intacto de un cataclismo oscuro”. Incluso te cedo a Neruda y su voz de flauta de pan para que “antigua piedra rota” me llames. Haz lo que quieras con mi nombre. Cuando caiga la noche sobre el mundo Y el nombre de las cosas se corrompa Yo seguiré aquí, mil años más, Mirando al poniente hermano… Así que ya sabes, peregrino, Llámame “monumento a la fe descubridora” O “monumento a Colón”, si así lo deseas, a la densa piedra que descansa sobre el lecho de la marisma Poco le importa.

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE AMOR

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                                            ESPÉRAME, AMOR, DONDE QUIERA QUE ESTÉS Samuel Morse (Circa 1860) Como cada noche, desde hacía más de diez años, Samuel Morse se acercó a la mesa de su despacho y se sentó delante del aparato con el que había transformado el mundo. El anciano de larga barba blanca y cabellos plisados contempló con resignación el retrato colgado en la pared opuesta. Se sirvió dos dedos de bourbon, pese a la admonición de su médico y  las protestas desesperadas de su Sarah y comenzó a pulsar en el manipulador los puntos, las rayas y los espacios acostumbrados. Siempre el mismo mensaje, noche tras noche, año tras año.  El alfabeto proclamado a mayor gloria de su apellido había demolido las distancias. Ahora, cualquier lugar del planeta estaba a breves impulsos electromagnéticos. Nadie más habría de soportar el calvario sufrido por él cuando Lucrecia murió. Nadie tendría jamás que ser el último en enterarse de la muerte de su amada. Solo eso justificaba la tra
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                               LA SAGRADA ORDEN DE LOS CABALLEROS CELESTIALES *C uenta una de las múltiples leyendas que rodean el misterio del emplazamiento de su tumba, que Gengis Kan ordenó aesinar a la comitiva funeraria que lo acompañaba y que, a su vez, esta fuera masacrada tambien, para evitar, así, desvelar el lugar donde había sido depositados los restos del Gran Kan. De esta leyenda nace este pequeñísimo cuento Hace ya cuatrocientos cincuenta años, el Gran Emperador ordenó sacrificar a su cortejo funerario. Para tal efecto, seleccionó a los mejores de entre sus generales, de esta manera, nadie hallaría la localización de sus sagrados restos. Y así se hizo; justo cuando se cerró el sepulcro del Divino Rey de Reyes, la comitiva funeraria fue atrozmente aplastada. Una vez desmembrados los cuerpos, quemados sus miembros y esparcidas las cenizas, volvieron grupas hacia el palacio real, pero a mitad de camino fueron atacados por un contingente de soldados, convocados en secreto par
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                                                               HIMENÓPTERO                                                   Foto: cortesía de Olga Aguilera La abeja golpeó contra la ventana una, dos y hasta tres veces, antes de desplazarse por el aire recalentado de la cocina realizando una espiral errática y caer sobre el mantel a cuadros, atrapada en un estremecimiento de muerte.         Eran las seis y media de la mañana. Pronto se levantaría toda la familia. Susana no había podido dormir en toda la noche. Su último fin de semana en el pueblo. Su padre había encontrado trabajo en el Polo Químico de Huelva y allá que se iban, a un quinto piso en una calle cualquiera de la zona de ensanche de la ciudad. Adiós a la laguna de los patos, a triscar por los montes, a subirse a los almendros y los acebuches; adiós a sus amigos, a la caza de jilgueros con red, a vagabundear sin destino por los alrededores del pueblo… los caprichos del destino no la dejaban dormir. Por eso estaba despier

'Sacarse el Graduado' en el Siglo XXI: En defensa de los centros de educación permanente

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  Artículo para Huelva24.com  sobre la importancia de los centros de educación permanente y la necesaria reflexión sobre su futuro en el ámbito educativo.
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        LOS POETAS                                                                 El poeta pobre (1839) Carl Spitzweg Dos poetas tomaban café --tan poéticamente como les era posible-- a la sombra de unos naranjos en flor en una plaza cualquiera, bajo el cielo metálico de una ciudad costera de provincias. El calor era aún soportable. La gente andaba sumida en sus historias habituales de compras, pago de recibos, visitas al ayuntamiento o saludos a conocidos. Unos iban y otros venían; algunos se sentaban a la sombrita y tomaban un café. Al rato se levantaban y se iban. Pero nuestros rapsodas continuaban a lo suyo, discutiendo de lo humano y lo divino, como el dios de los poetas manda. Entrambos sumaban seis meses y trece días (más algunas horas) de vida laboral. Conozcamos el contenido de su palique. --¿Has leído lo último de A ? –dijo el más joven. --Basura, como todo lo que escribe ese meapilas–afirmó el más viejo. --Estoy de acuerdo. Su falta de profundidad es dolorosa. -

FUERTE DE LA NAVIDAD

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  Grabado para la edición de "Vida y obras de Cristóbal Colón" (1851) Fuente: Wikipedia El 26 de diciembre de 1492, Cristóbal Colón ordenó construir con los restos de la Santa María, que había embarrancado la noche del 24 al 25 de diciembre, el llamado "Villa Navidad" o "Fuerte Navidad", cuyo nombre obedecía a motivos obvios. Allí dejó a 39 hombres al emprender el viaje de vuelta a España, en los primeros días de enero de 1493. A finales de noviembre de 1493, al volver por segunda vez (esta vez convertido en héroe y al mando de 17 barcos y 1500 hombres), Colón encontró el fuerte incendiado y ningún superviviente. Es bastante probable que nuestros barbudos y harapientos paisanos, sedientos de riquezas y mujeres, se hubieran excedido con los habitantes de la zona, lo que provocó, a buen seguro, la respuesta airada de los indígenas.  Mapa de La Española dibujado por Colón Fuente: Wikipedia Que no haya 1000 películas sobre este acontecimiento es algo que siemp