HIMENÓPTERO Foto: cortesía de Olga Aguilera La abeja golpeó contra la ventana una, dos y hasta tres veces, antes de desplazarse por el aire recalentado de la cocina realizando una espiral errática y caer sobre el mantel a cuadros, atrapada en un estremecimiento de muerte. Eran las seis y media de la mañana. Pronto se levantaría toda la familia. Susana no había podido dormir en toda la noche. Su último fin de semana en el pueblo. Su padre había encontrado trabajo en el Polo Químico de Huelva y allá que se iban, a un quinto piso en una calle cualquiera de la zona de ensanche de la ciudad. Adiós a la laguna de los patos, a triscar por los montes, a subirse a los almendros y los acebuches; adiós a sus amigos, a la caza de jilgueros con red, a vagabundear sin destino por los alrededores del pueblo… los caprichos del destino no la dejaban dormir. Por eso estaba despier
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'Sacarse el Graduado' en el Siglo XXI: En defensa de los centros de educación permanente
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LOS POETAS El poeta pobre (1839) Carl Spitzweg Dos poetas tomaban café --tan poéticamente como les era posible-- a la sombra de unos naranjos en flor en una plaza cualquiera, bajo el cielo metálico de una ciudad costera de provincias. El calor era aún soportable. La gente andaba sumida en sus historias habituales de compras, pago de recibos, visitas al ayuntamiento o saludos a conocidos. Unos iban y otros venían; algunos se sentaban a la sombrita y tomaban un café. Al rato se levantaban y se iban. Pero nuestros rapsodas continuaban a lo suyo, discutiendo de lo humano y lo divino, como el dios de los poetas manda. Entrambos sumaban seis meses y trece días (más algunas horas) de vida laboral. Conozcamos el contenido de su palique. --¿Has leído lo último de A ? –dijo el más joven. --Basura, como todo lo que escribe ese meapilas–afirmó el más viejo. --Estoy de acuerdo. Su falta de profundidad es dolorosa. -