EL LIMONERO
EL LIMONERO *A mi padre (27/05/1935 - 25/08/2019) Pocos años antes de morir, mi padre alquiló una casa en el campo, roturó con sus propias manos un pedazo rectangular de la tierra adyacente y comenzó a trabajar un huerto. Acababa de cumplir ochenta años. La agricultura fue la última de las absurdas, intensas, exóticas y volubles empresas en las que se embarcó. Antes de eso había sido marinero, constructor, sindicalista, estibador, pescadero y conductor de autobuses, entre otras muchas cosas. Un optimismo a prueba de fracasos lo mantenía en la certeza de que, por mor de su voluntad, saldría victorioso. Acostumbrados como estábamos a sus dislates, no opusimos resistencia. Mi madre protestó a su manera, dedicándose durante tres días y sus tres noches a mascullar por cada una de las estancias de la casa: “este hombre está loco, loco perdío ”. Desconocía las labores del campo. Era un hombre de la ma