LA SAGRADA ORDEN DE LOS CABALLEROS CELESTIALES

*Cuenta una de las múltiples leyendas que rodean el misterio del emplazamiento de su tumba, que Gengis Kan ordenó aesinar a la comitiva funeraria que lo acompañaba y que, a su vez, esta fuera masacrada tambien, para evitar, así, desvelar el lugar donde había sido depositados los restos del Gran Kan. De esta leyenda nace este pequeñísimo cuento

Hace ya cuatrocientos cincuenta años, el Gran Emperador ordenó sacrificar a su cortejo funerario. Para tal efecto, seleccionó a los mejores de entre sus generales, de esta manera, nadie hallaría la localización de sus sagrados restos. Y así se hizo; justo cuando se cerró el sepulcro del Divino Rey de Reyes, la comitiva funeraria fue atrozmente aplastada. Una vez desmembrados los cuerpos, quemados sus miembros y esparcidas las cenizas, volvieron grupas hacia el palacio real, pero a mitad de camino fueron atacados por un contingente de soldados, convocados en secreto para impedir que nadie conociera el emplazamiento de nuestro Divino Monarca Celestial. Una vez terminada la tarea, aquel grupo de soldados jamás regresó, pues fue masacrado por otro grupo de soldados, igualmente convocados en secreto para que nunca jamás mortal alguno supiera ubicar el emplazamiento terrenal de su Celestial Majestad. Y a ese grupo lo siguió otro, y otro más, y así sucesivamente, hasta el fin de los tiempos.

            Hoy, casi medio milenio después, he sido convocado por la Sagrada Orden de los Caballeros Celestiales para acabar con el grupo de asesinos que nos ha precedido en la tarea de evitar por todos los medios la revelación del lugar donde descansa eternamente el Gran Caminante de las Estepas. No temo por mi vida, pues he sido elegido entre miles de otros jóvenes dispuestos a sacrificar sus almas por la preservación del Gran Secreto. Cuando finalice nuestro cometido aguardaremos la llegada desde el este de la siguiente horda seleccionada para tan divina misión, picaremos espuelas, desenvainaremos nuestras armas y enfrentaremos nuestro destino como miembros de la Sagrada Orden de los Caballeros Celestiales.

            Así sea.



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