LA HUIDA COMO FORMA DE VIAJE (EL PALACIO DUBRAVKO)
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EL PALACIO DUBRAVKO (versión Kindle) |
Viajar nos construye como seres humanos; da forma a nuestra vida, moldeando pensamientos, actos, omisiones, esperanzas, ideas o circunstancias vitales. Significa cambio, renacimiento, segunda oportunidad, búsqueda o metamorfosis; confiere sentido a la experiencia humana desde los primeros pasos del Homo Sapiens, allá por África oriental, hace varias decenas de miles de años.
En Literatura (con mayúsculas, como debe de ser) supone un tópico fundamental desde siempre, a la altura del amor, la muerte, los celos, la traición o la guerra. Desde "La Ilíada" al "Ulysses" de Joyce, pasando por "El Quijote" o "La isla del tesoro", los personajes maduran y construyen su existencia a través del viaje; es lo que los identifica y les permite crecer a lo largo de la narración. Una ley no escrita de la literatura podría decir algo más o menos así: "un personaje nunca puede llegar al final del libro siendo el mismo que al inicio". Sea espiritual o físicamente, el cambio precisa de un viaje (real o ficticio).
Dentro de este tópico, destaca por su espectacularidad la literatura "de huida". Además de la transformación de la que hablábamos hace un momento, la huida provee de una emoción primaria que permite al lector identificarse con el fugado y detestar/temer al perseguidor. La novela que nos trae hoy aquí es la historia de una huida.
EL PALACIO DUBRAVKO es, si no me equivoco, la séptima novela de María D. Laso, una escritora onubense que ha encontrado en el "noir" un vehículo de expresión literaria desde donde explorar los recovecos del alma humana. He leído sus dos novelas anteriores "Apaga el fuego si puedes" (editorial Niebla) y "Cómo matar a una booktuber" (autopublicado en Amazon) y, en este tercer libro se percibe la evolución de la autora en el control de la trama y subtramas, desarrollo de personajes, estructura compleja y lenguaje adaptado al género.
En esta ocasión, la narración se inicia con una huida que supondrá el hilo argumental del resto de la novela. El porqué huyen los personajes, quién les persigue, hacia dónde se dirigen o cuáles son sus motivos, esperanzas, miedos o certidumbres, se irá desmadejando a lo largo del relato. Marisa, Leo y el pequeño Juan (un bebé de unos tres meses) huyen en una autocaravana por las carreteras de Escocia, ocultos en sus nuevas identidades como una pareja joven -padres primerizos- de viaje por los lugares más característicos del país. Y huyen, sabemos poco después, del temible Igor Vlâsic, el "Duje" o propietario del Palacio Dubravko. Dueño y señor no solo de sus cimientos, muros y estancias, sino de las almas y voluntades de todos y cada uno de sus habitantes.
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