EN DEFENSA DE STEPHEN KING (absténganse los árbitros de la CULTURA)






Durante una conferencia, Stephen king contó una anécdota curiosa: estaba en Florida, en un supermercado, y una señora de avanzada edad lo reconoció. La señora se acercó al escritor,  lo miró durante unos segundos y le dijo:

--Yo a usted lo conozco. Usted es Stephen King, el escritor.
--Así es señora, encantado de saludarla.
--No me gusta esas cosas que escribe, son demasiado sangrientas y desagradables. No, no me gusta. Podría usted escribir cosas bonitas como un relato precioso que leí hace poco: "Shawshank Redemption". Han hecho una película muy bonita de ella.
--Ese libro lo escribí yo, señora --dijo King sonriendo.
La señora se lo quedó mirando muy seriamente:
--No se burle de mí, señor King, por favor --dijo, y abandonó el supermercado enfadadísima.

Otra anécdota de King, esta contada durante el National Book Festival de 2016 (aquí enlace al discurso en inglés) es la siguiente:

Un hombre se acerca y dice: "Señor King, no he leído ninguno de sus libros, pero he visto todas sus películas".


 Les contaré yo una anécdota con el señor King de protagonista indirecto. Hace algunos años, mantuve una conversación sobre libros con una persona a quien podríamos denominar como "culta" o, al menos, como una persona que poseía todos los signos externos de lo que solemos considerar "cultura". A medida que avanzaba la conversación me di cuenta de que AFIRMABA mucho pero no parecía haber leído gran cosa, en realidad. Imaginé que el cine iraní tampoco lo vería mucho y que los viernes por la noche preferiría ver, en el fondo, a Jean Claude Van Damme repartiendo estopa como un condenado. El caso es que arrugó la nariz ante un comentario mío en el que le decía de pasada que me gustaban mucho los libros de Stephen King y que me parecía mucho mejor escritor de lo que se le solía atribuir. Se sorprendió enormemente, porque antes le había hablado de mi devoción por Flaubert, Stendhal, Conrad, Dostoievski, Tolstoi y compañía. Le parecía una aberración que me gustaran los libros del señor King. El final de la conversación fue (más o menos) como sigue:

--(YO): Pues sí, la verdad es que me gusta mucho, sobre todo como creador de escenarios y en su manera de desarrollar los personajes, incluso los secundarios. Es cierto que en una obra tan específica y tan tan prolífica hay morralla, pero cuando se aleja de lo sobrenatural es muy bueno. ¿Tú lo has leído?

--(AMANTE DEL CINE IRANÍ): ¿Yo? no, no, para nada, pero he visto las películas...

--(yo): Ya, claro, claro.

Hace años, me daba bastante vergüenza compartir mi gusto por los libros de Stephen King. Como quería ser considerado un hombre culto y merecedor de ser aceptado por el clan de los snob y los intelectuales de medio pelo, no incluía a Mr. King entre mis autores predilectos. Alguna vez, incluso, lo consideré un "guilty pleasure" o "placer culpable" término referido a los artefactos culturales que nos avergüenza reconocer como gustos personales reales y que ocultamos bajo la pátina del desapego humorístico (imagina que eres amante de la música clásica, pero te duchas escuchando a toda pastilla "Los Chichos", canturreando "porque tú te ves bonita, tú te pones orgullosa, ni más ni menos, ni más ni menos...").

Pero con la edad se me ha ido pasando la gilipollez (aunque todavía queda bastante en el sistema) y ya me da igual la opinión de los engolados de voz profunda y palos introducidos en el recto. Así que, efectivamente, me gusta mucho Stephen King. Y ahora toca explicar los motivos, supongo.





Como buen aficionado al terror en cualquiera de sus manifestaciones artísticas, los libros de Stephen King ofrecen todos los ingredientes clásicos del género, pero, además, sus narraciones han servido para desarrollar referentes universales inolvidables que han engrandecido el género y que no estaban allí antes, a saber: el payaso como figura amenazadora y diabólica (IT), la/el adolescente desorientado y triste como vehículo de destrucción y horror (Carrie), la vivienda o el edificio como origen del mal (El resplandor o "1408") o el objeto cotidiano como contenedor de lo demoníaco (el cuento "El mono", recogido en sus "Historias extraordinarias"). King es un titán del terror contemporáneo, no cabe duda de eso. Ponerlo en duda sería de irresponsables, pero también es justo reconocer que tiene dificultades para finalizar las historias (no ahora, eso ha quedado en el pasado) y que a veces termina repitiéndose (normal, dada su "promiscuidad" literaria). Algunos títulos, como "Tommyknockers" o "Cell" son muy decepcionantes, la verdad. 

A mí, el King que de verdad me gusta es el que se desliza por derroteros diferentes al del terror, convirtiéndose en cronista de lo cotidiano, colocando a los personajes en situaciones familiares con las que nos identificamos fácilmente. Me apunto enseguida a sus premisas cuando habla del fontanero, de la camarera, del jubilado, del electricista con problemas de alcoholemia o de la joven pobre que trata de huir de un mundo represivo y desagradable. Es en esta línea donde destacan libros como "22/11/63", un monumental acercamiento a Lee Harvey Oswald, "Revival", "Colorado Kid", "La milla verde" o los cuentos largos "Shawshank Redemption" (Cadena perpetua) o "The body" (El cuerpo, que sirvió de esqueleto para la película "Cuenta conmigo"). En estas y otras novelas, Stephen King explora territorios más sosegados, aunque nunca abandona por completo el enfoque sobrenatural y se le percibe una prosa más fluida, menos dependiente de las características del género. 

"Shawshank Redemption" aparece en esta colección de cuentos





En cualquier caso, tanto en sus libros de terror puro como en sus novelas más costumbristas, fantásticas (la saga de La Torre Oscura, por ejemplo) o futuristas (La larga marcha, El fugitivo), nuestro protagonista de hoy puede presumir de oficio y control del proceso. Te gusten más o menos sus historias, Stephen King es un magnífico contador de historias, especialista en el manejo de tiempos y escenarios, cargado de un sentido del humor que gana en sus versiones originales (la traducción es lo que tiene) y un excepcional dialoguista, con una oreja y media en la calle. Además, domina como nadie el noble arte de retorcer cualquier asunto hasta encontrar la fisura por donde colarse y provocarte pesadillas. Aún recuerdo los problemas que tuve para dormir cuando leí "Un saco de huesos" o "El resplandor". En mi memoria quedarán para siempre los castigos a los que Annie Wilkes somete al pobre Paul Sheldon en las páginas de "Misery" (la película ni se acerca al horror de la novela) o los escalofríos mientras me zambullía en las más de mil páginas de "IT". 

La capacidad para sojuzgar la voluntad de millones de lectores en todo el mundo durante más de cuarenta años no puede explicarse desde la falta de calidad o desde la suerte, sino desde la profesionalidad de un escritor de raza, que controla el oficio a voluntad y cuyo mayor pecado consiste en vender millones de ejemplares de cada libro que publica. Podríamos decir, para dar algo de espacio a los detractores, que existen dos tipos de libros "Stephen King": los buenos y los regulares. Para que puedas hacerte una idea te haré una selección de 5 libros de cada una de ambas categorías.

CINCO LIBROS BUENOS DEL AMIGO KING

1. 22/11/63

2. Mr. Mercedes.

3. Misery

4. El resplandor.

5. IT

CINCO LIBROS REGULARES DEL AMIGO KING

1. Tommyknockers.

2. Maleficio.

3. Cell.

4. Carretera maldita.

5. La larga marcha.

Por último, me interesa recalcar que los libros de Stephen King pertenecen al acerbo literario de la cultura popular, bien entendida como receptora de productos culturales de amplio espectro que divierten y entretienen a millones de personas en todo el mundo, ya que concitan entre sus páginas algunos arcanos alojados en la psique humana desde el principio de los tiempos, como el miedo a la oscuridad o la creencia en un universo paralelo, lleno de sombras y misterios. Es más, es el único escritor del mundo que puede presumir de que las películas basadas en sus libros (y va a película por libro el tío) se hayan bautizado como "películas de Stephen King"

--¿Has visto "La milla verde"?

--No, ¿es buena?

--Es una película de las de Stephen King


"La milla verde"


"Cuenta conmigo"


"Cadena perpetua"


¿Puede compararse en calidad literaria o trascendencia cultural "IT" a "Guerra y paz"? Por supuesto que no, ni creo que King lo pretenda, ni que le importe, tampoco. A mí tampoco me importa y ni siquiera establezco ese tipo de categorías pretenciosas.  A mí, como lector omnímodo que disfruta leyendo cualquier historia, las novelas del señor King me hacen pasar unos ratos muy agradables, me conducen a lugares y estados mentales poco habituales; interpelan al niño que aún habita en mí, haciéndome mirar debajo de la cama en busca de monstruos. 

La literatura, el arte en general, representa las aguas internacionales de las sociedades humanas, es decir, lugares donde no nos regimos por las mismas reglas que en tierra. En las aguas internacionales de la creación artística no valen los cánones ni los grupos elitistas que pretenden arbitrar el gusto común, exaltando autores y libros por motivos extraliterarios y condenando a otros al ostracismo intelectual por el mero hecho de tener éxito planetario o contar historias de miedo. Son aguas donde el artista o creador puede expresarse en completa libertad y de donde podemos recoger para nuestro solaz las obras que consideremos oportunas, sin que un cantamañanas nos replique indignado debido a nuestras carencias intelectuales. El escenario ideal para mí consiste en favorecer que la misma persona que tiembla de miedo dentro de la cama siguiendo los pasos de los vampiros de Salem's Lot, disfrute de igual manera mientras Julian Sorel rompe las convenciones sociales y sella su destino en "Rojo y negro" de Stendhal, o se sienta fascinada por el capítulo de "Mientras agonizo", de Faulkner en el que se dice únicamente: "Mi madre es un pez". 

A los que os gusta Stephen King no tengo nada más que deciros, sabéis a qué me refiero. A los que creéis que es un subproducto os aconsejo que lo leáis; profundizad en su obra, tratad de leer los libros buenos y disfrutad de su prosa cercana y bien hilada, de sus imágenes perturbadoras, de su imaginación desbordante, de sus diálogos realistas y llenos de giros callejeros... 

Al fin y al cabo, aquí de lo que se trata es de leer... ¿o no?














Comentarios

  1. Yo siempre he sido fan de King y lo digo y lo decía con orgullo.
    Me encanta.
    Durante los maravillosos años han sido sus obras mis libros de cabecera. Hasta que el último que leí me decepcionó tanto que necesité un stop. O me cogió ya en otra onda y decidí apartarlo de mi vida; quizás ya es hora de que vuelva a ella.
    Y eso que es un tipo que me ha hecho sufrir lo último, el joio.
    Coincido contigo en sus finales tan previsibles, a veces tan tradicionales, me mosqueaban muchísimo, yo quería más...¡Cómo si eso fuese tan fácil!
    Cuando empezó la pandemia me acordé de él el primero, hacia años que había leído su Apocalipsis y se me quedó dentro para siempre lo que podía ocurrir con la humanidad por un virus.
    Aparte de sus clásicos, me fascinó su libro "La tienda" aunque una vez que tuve una siempre pensé que mi querido Stephen se quedó corto. Ya me hubiese a mí haber sido un poco demonia tras el mostrador.
    En fin, que ahora que soy fan tuya también me ha encantado que te acordaras de este grande.
    Todo y todos caben en el mundo de la literatura y de la admiración sin avergonzarse, ¡faltaría más!
    ¡Gracias!

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    Respuestas
    1. Leland Gaunt es un magnífico personaje. De "La tienda" recuerdo sobre todo lo bien que desarrolla las tramas secundarias. El de la cola de zorro y el del juego de carreras de caballos me parecen fantásticos. Y los traumas por los que hace pasar a los pobres niños son bestiales

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