EL DÍA DEL LIBRO HA VENIDO, SE HA IDO Y NADIE SABE CÓMO HA SIDO
El Día del Libro vino con sus fanfarrias, sus oropeles, sus buenas intenciones, su afán de protagonismo, sus caireles y su fiesta habitual y se acaba de marchar por la puerta que conduce al 24 de abril, con sus cositas recogidas, hasta el año que viene. Siempre me ha llamado la atención la elección de días concretos en el calendario para celebrar las efemérides. La costumbre corre claramente paralela al santoral, esto es: si el día de San Sebastián se celebra el 20 de enero, es por algún motivo digno (imagino, desconozco el motivo) de recalcarse en el calendario. Del mismo modo, para el Día de la Paz, el de la Tortilla de Patatas, el de la Hipnosis o el Día de los Audífonos (todos reales, dicho sea de paso), se selecciona alguna jornada de celebración por motivos igualmente dignos de recalcarse (en el de la tortilla de patatas es más que evidente... yo impondría por decreto el "mes de la tortilla de patatas). En el caso del Día Mundial del Libro, se cumple una casualidad tan tan...